¿Por qué apostar por un voluntariado en el que los blancos no somos los principales protagonistas?

El salvadorismo blanco, es un término que hace referencia a las reacciones ignorantes frente a retos sociales, en las que tenemos una voz que no nos corresponde, sin tener una perspectiva global o la situación de las minorías que realmente sufren las problemáticas. 

Esto sucede debido a los privilegios y siendo conscientes, significa vivir en un lugar que se ha enriquecido explotando al resto de la humanidad.

Este complejo del salvador blanco hace que los medios, las empresas y muchos de los voluntariados que existen,  a menudo, pongan el foco en el lugar equivocado: los occidentales no somos los representantes del ser humano universal, y dejar espacio para la diversidad en estas iniciativas es algo indispensable y de sentido común para muchos de nosotros, pero para muchos otros, la imperante necesidad de desarrollar un discurso “fakeado” , una visión aparentemente legítima y poco empática hace que se siga perpetuando esta figura; como lo demuestran las innumerables historias de personas que se enfrentan a preguntas ignorantes sobre estos lugares, su forma de vida o de su realidad. 

Desde Bennu, estamos desaprendiendo y dándonos cuenta de esta verdad y es por eso que no queremos hacernos con el discurso de personas que realmente viven la problemática, no queremos ser una empresa racista que perdura sus proyectos con puntos paternalistas e infantilizados. Queremos que las mujeres con las que colaboramos como Paulina, Juana, Ana, Paula… tengan el espacio que merecen para poder hacerlo. Nuestro objetivo es visibilizar a las personas que, dentro de dichas comunidades, tienen capacidad de liderazgo y resuelven  problemas, de los que posteriormente, aprendemos. 

Asimismo, otorgar el protagonismo a una persona blanca en un proyecto de carácter social de personas pertenecientes a otras minorías raciales o étnicas responde al racismo estructural que impera en el mundo, esta forma de ordenar al mundo, hace del ser humano blanco europeo el representante del ser humano universal. Este eurocentrismo ha sido fabricado y construido por los políticos, la Iglesia, la ciencia y, a partir del siglo XIX, por los medios de comunicación. 

Para nosotras, el poder construir de la mano de nuestro equipo local Ik ixok, Asociación Luma y Ane Dávila, fundadora de Mujeres de la Luna, un proyecto de NO VOLUNTARIADO es una de las vías para no seguir perpetuando la manera en la que conocemos, aprendemos y actuamos con las demás comunidades que nos rodean. 

Nuestra cooperación no es el foco, si lo es en cambio, hacer una inmersión en la comunidad de mujeres y trabajar en acciones locales que ellas mismas han diseñado, trabajar en la protección del patrimonio cultural y natural de el Lago Atitlán, crear un espacio intercultural donde las mujeres locales puedan intercambiar ideas, mejorar la comunicación y trabajar en los temas que el equipo de No Voluntarias quiera aportar, y sobretodo co-crear con el equipo tejiendo redes para avanzar por el cambio. 

ES